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Crítica de la primera temporada de ‘Luna: el misterio de Calenda’. Para bien o para mal, hay a quien le gusta y hay a quien la odia… decir que ‘Luna: el misterio de Calenda’ ha despedido ya su primera temporada, sin saber todavía si renovará o no por una segunda etapa.
Antena 3 no se ha pronunciado al respecto, pero la serie ha cumplido las expectativas que se tenían en ella; al menos en audiencia porque se ha mantenido líder con casi un 16% de share de media. Hagamos un repaso a la historia que nos ha mantenido en vilo durante 12 episodios. [Contiene spoilers].
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El argumento principal es el siguiente: la jueza a Calenda (con su hija) llega al pueblo de Calenda para tener una segunda oportunidad con su marido. Pero allí las cosas empezaran de manera diferente a la esperada con el asesinato de su esposo antes de darse cuenta y el comienzo de diferentes crímenes que se repiten cada luna llena.
La historia de los personajes empezará a entremezclarse cuando se descubran que en Calenda habitan hombres-lobo. El amor tendrá su hueco importante en la trama con historias prohibidas entre una adolescente y un policía, un lobo y una chica (estúpida) que renuncia a sus sueños por estar con un chico o adultos que intentan reprimir lo que sienten (Sara-Raúl o Fernando-Olivia).
Los jóvenes han buscado información sobre la leyenda de los hombres-lobo en Calenda, cuya narración se remonta a la Edad Media. Pronto descubriremos al primer lobito, Joel, que fue transformado para intentar curar su enfermedad haciéndole inmortal. Mientras tanto los adultos encontrarán al asesino que tiene un marcado ritual.
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Sorprende el final de la temporada con varios asesinos diferenciados y conectados entre sí. Joel convierte a Salvador (el profesor) en lobo en su primera salida; y éste saldrá cada luna llena para morder a alguien. Entonces es Fernando el que arranca el corazón y decapita a la víctima, la única forma que existe de evitar la conversión en un hombre lobo. Algo inesperado y que puede continuar en una hipotética segunda etapa.
No podemos quitarle merito a ‘Luna: el misterio de Calenda’, ya que al menos Antena 3 apuesta por argumentos novedosos, diferentes e innovadores. Tiene aires de ‘Punta Escarlata’ y una mezcla de ‘El internado’ aunque sin llegar parecerse excesivamente a la primera y sin rozar la maestría de la segunda.
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Es inevitable también la comparación entre dos grandes actrices del panorama nacional. Belén Rueda es Sara Cruz que se puede asemejar en cierta medida a Blanca Portillo que interpretaba a Rosa Ballester en ‘Acusados’. ¿Qué tienen en común? Ambos personajes se presentaron como grandes juezas, aunque tengo que reconocer que me quedo con Blanca Portillo por su sátira, su crudeza y su fantástica interpretación.
Ella se ha rodeado de un reparto bueno y horriblemente malo a partes iguales. Daniel Grao, Marc Martínez y Olivia Molina desempeñan su papel con corrección, sin destacar demasiado en lo que son los mayores, los adultos de la serie.
Pero aquí existe uno de los mayores fallos que ha tenido ‘Luna: el misterio de Calenda’, el error a la hora de elegir a los actores más jóvenes. Leire, Vera, Tomás (sobre todo Tomás) y Pablo no convencen en sus personajes, y no terminan de conquistar al espectador, que ve como lo que cuentan no puede ser real.
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Fran Perea que tiene (demasiadas) tablas sobre el escenario sigue en su misma línea de interpretación: lineal, forzada, infantil y sin gracia. Él ha sido uno de los peores intérpretes de la ficción, mientras que Álvaro Cervantes se encasilla con el rol de ‘malo’, siendo más creíble que sus compañeros generacionales.
Tengo un sabor agridulce con ‘Luna: el misterio de Calenda’. Por una parte la trama me parece interesante y original y por otra renovaría la mitad de los actores que han estado en la pantalla por su mala actuación. A pesar de todo, si continuará en una segunda tanda de episodios la seguiría viendo, porque visto lo que hay en España, no es de lo peor que nos podemos encontrar.